Denominamos “secuestro emocional” a nuestra reacción desproporcionada ante una sobrecarga o mala gestión emocional. En ocasiones, respondemos de forma totalmente emocional a una situación, que cuando observamos a posteriori y desde la calma de forma más racional, la evaluamos de una forma muy diferente a aquella que nos hizo reaccionar así.
Para el fenómeno del secuestro emocional tenemos una explicación cerebral y biológica muy clara. Nuestro cerebro tiene la corteza cerebral, racional y mucho más reciente filogenéticamente, frente al sistema límbico, que se encarga de las emociones y con un origen mucho más antiguo en nuestro desarrollo como especie. Dentro del sistema límbico, tenemos un pequeño núcleo con forma almendrada, la amígdala, que reacciona ante situaciones de peligro o amenaza (ya sea una amenaza real para la vida, o irreal -una amenaza a mi autoestima, a mi orgullo, a mi reconocimiento ante los demás-) de dos posibles formas: la huida o la agresión.
Cuando sentimos una o varias emociones que suponen una amenaza (habitualmente no para nuestra vida) nuestro cuerpo reacciona de forma adaptativa a lo que entendemos una necesidad de supervivencia: nuestros sentidos se agudizan, la circulación se acelera, nuestro corazón late más rápido, se segregan más hormonas en nuestro cuerpo y cerebro… todo ello para llevar a cabo una de las acciones mencionadas antes, huida o agresión La responsable de todo esto, es la amígdala.
De esta manera, si percibimos nuestro entorno como hostil, nuestra amígdala tenderá a la hiperactivación, causando de forma continua cambios físicos como los mencionados anteriormente, y que a largo plazo puede desembocar en enfermedades mentales (depresión, ansiedad…) y físicas (trastornos digestivos, fibromialgia, afecciones cardiacas…).
En el secuestro emocional, podemos decir que no nos da tiempo a utilizar esa corteza cerebral racional y reflexiva. Respondemos de una forma automática, irracional y emocional en cuestión de segundos, sintiéndonos arrepentidos ante esa respuesta desmedida, en una situación que probablemente necesitaba de nosotros una respuesta menos visceral.
Cuando esta amígdala está hiperactivada debemos tomar las riendas y aprender a gestionar cómo nuestras emociones están empezando a afectar a nuestro cuerpo, conducta y relaciones.
Vamos a ver paso a paso qué podemos hacer para empezar con esa gestión:
OBSÉRVATE: ¿Qué es lo que no soportas en tu vida? ¿Qué situaciones/personas te hacen reaccionar así? Es importante analizar las últimas ocasiones en que esto te ha pasado y sobre todo identificar qué emociones se encuentran detrás de esta reacción. ¿Quizá el miedo a la soledad? ¿quizá al rechazo? ¿Sentimientos de invisibilidad, de no ser visto o no ser valorado? Es imprescindible conocer en qué momentos ocurre esto y qué hay detrás de mi reacción.
BUSCA UN MODELO: ¿Conoces alguien en tu entorno que pueda servirte como modelo de gestión emocional? Inspírate en él, aprende, absorbe su autogestión.
SEÑALES CORPORALES: Atiende a qué señales se producen en tu cuerpo cuando estás a punto de “estallar”. ¿Te sudan las manos, aprietas la mandíbula, tu corazón palpita con rapidez? ¿Sientes un nudo en el estómago, se taponan tus oídos, se nubla tu vista? Es importante atender a las señales corporales, pues el cuerpo nos está hablando y nos dicen qué posible reacción va a tener lugar en nuestras emociones. En estos momentos es como si fuéramos un semáforo que del verde pasamos al ámbar, lo cual indica que próximamente vamos a cambiar al color rojo, con lo que ello conlleva. Debemos tratar de volver al “color verde” y que la calma vuelva a nosotros.
INTERRUMPE EL SECUESTRO EMOCIONAL Es el momento de cambiar la atención, distraerte, buscar una estrategia que rompa o alargue con esos segundos que nos llevan a la calma o a la tormenta emocional. Cada persona y cada situación pueden conllevar estrategias distintas: contar hasta 10, centrarme en la respiración, refrescar mi cara, dar una palmada, decir en voz alta una palabra, abrazo de mariposa, autoverbalizaciones positivas….
SI EN ALGÚN MOMENTO FALLO, NO ME CASTIGO, ME PERDONO Estás en un proceso de aprendizaje y no será al principio fácil. No castigues tus retrocesos y aprende de ellos, igual que debes aprender a perdonarte a ti mismo, no autocriticarte ni menospreciarte. Entiende que detrás de ti hay toda una historia y una mochila que poco a poco debes descargar. Es buena idea anotar los momentos en que estos secuestros tienen lugar así como su intensidad, para ver con el paso del tiempo tus avances. Y sobre todo, piensa que estás en un proceso nuevo, no te desanimes, no pongas tu nivel de autoexigencia demasiado alto y refuerza cada avance y cada paso que des en este aprendizaje de gestión de tus emociones.
Articulo escrito por Sandra González.
Una cookie o galleta informática es un pequeño archivo de información que se guarda en su navegador cada vez que visita nuestra página web.
La utilidad de las cookies es guardar el historial de su actividad en nuestra página web, de manera que, cuando la visite nuevamente, ésta pueda identificarle y configurar el contenido de la misma en base a sus hábitos de navegación, identidad y preferencias.
Las cookies pueden ser aceptadas, rechazadas, bloqueadas y borradas, según desee. Ello podrá hacerlo mediante las opciones disponibles en la presente ventana o a través de la configuración de su navegador, según el caso.
En caso de que rechace las cookies no podremos asegurarle el correcto funcionamiento de las distintas funcionalidades de nuestra página web.
Más información en el apartado “POLÍTICA DE COOKIES” de nuestra página web.Ajustes de cookiesACEPTARRECHAZAR
Privacy & Cookies Policy
Privacy Overview
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these cookies, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are as essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may have an effect on your browsing experience.
Esta web usa cookies para mejorar su experiencia mientras la visita. De todas las cookies, las que están denominadas como necesarias se almacenan en su navegador al ser esenciales para el funcionamiento de las funcionalidades básicas de la web. También tenemos cookies de terceras partes que nos ayudan a analizar como se usa la web, éstas últimas sólo serán almacenadas en tu navegador con su consentimiento. Puede desactivarlas, aunque eso puede empeorar su experiencia de navegación
Las cookies necesarias son las esenciales para que la web funcione adecuadamente. Esta categoría sólo incluye las cookies que aseguran las funcionalidades básicas y de seguridad de la web. No almacenan ninguna información personal.