Cómo ayudar a los niños y niñas a liberarse del ESTRÉS Y DOLOR EMOCIONAL.
En el artículo anterior compartimos como puede traumatizarse un cerebro infantil, vimos como puede fácilmente ocurrir en situaciones de la vida cotidiana que para el niño o la niña sean sentidas como: INESPERADAS, DESBORDANTES, INDEFENS@S.
Hay muchas situaciones que pueden desencadenar un trauma emocional (tener piojos, ir al dentista, accidentes, caídas, intervenciones médicas, hospitalización, complicaciones parto, sufrimiento fetal, pérdidas de seres queridos, separaciones padres, mudanzas, cambio de colegio, comenzar el colegio, etc.
y por supuesto situaciones de violencia, maltrato, abuso (pero de este tipo de trauma complejo hablaré en otro post).
Cómo podemos darle la vuelta a la tortilla y aprovechar estas experiencias cotidianas que son percibidas por los niños, niñas como desbordantes, inesperadas e indefensas en una OPORTUNIDAD DE APRENDIZAJE, DE RESILIENCIA, EN UNA OPORTUNIDAD DE ACTIVAR la otra cara opuesta del trauma: EL EMPODERAMIENTO.
No podemos controlar, ni cambiar las experiencias pero si aprender de ellas y empoderar a nuestr@s hij@s. Nuestra papel como madres, padres no es sobreproteger para que NUNCA LES OCURRA NADA, esa es una misión que no nos corresponde y además es imposible. Nuestro papel es SER LA VENDA QUE PROTEGE MIENTRAS NUESTR@S HIJ@S SANAN EL DOLOR SENTIDO. Nuestro papel es confiar en el poder innato de nuestros hijos, hijas de poder aprender de las experiencias inesperadas, desbordantes, para cambiar esa indefensión por empoderamiento.
Uno puede aprender a sentirse indefenso, desprotegido o a sentirse empoderado y con confianza para abordar la vida y las situaciones inesperadas y desbordantes que estar vivo conlleva.
Vale, y ¿cómo hacemos esto???
1º Pistas , signos de alerta que pueden haber provocado un trauma emocional en nuestr@s niñ@s:
Y acuérdate de la energía que en su cuerpecito sigue activada, sigue al 100% escondida en su sistema nervioso y que esa parálisis es sólo la estrategia por defecto activada por percibirse totalmente indefens@, RECUERDA QUE EL TRAUMA NO ESTA EN LA SITUACIÓN SINO QUE SE QUEDA EN EL SISTEMA NERVIOSO.
2º USA estos Primeros auxilios emocionales (término usado por Levine y Kline que me encanta y humildemente uso)
¿Cómo podemos hacer un sano vendaje a ese dolor emocional que ha sentido un niño, niña, bebé?
Lo primero que hay que comprender es que nosotros, los adultos somos su VENDAJE EMOCIONAL.
Usaré una metáfora que a mi personalmente como madre y psicóloga infantil me ayuda a ser ese vendaje emocional.
Comparemos una herida física que se hace nuestr@s hij@s con el dolor/estrés emocional que una situación puede ocasionarles.
Imaginamos que se ha hecho una terrible herida en el brazo y para que no se le infecte necesita un vendaje, el vendaje no va a ayudar a sanar la herida, el vendaje la protege mientras el cuerpo hace su trabajo de sanarla. Pues justo eso mismo ocurre con el trauma/dolor emocional. Nosotros somos el vendaje que arropa a la niña, niño mientras sus recursos propios, dentro de su cuerpo, cerebro, lo sanan, lo integran y con la resiliencia lo transforman en aprendizaje.
Pero a diferencia de la sabiduría innata del cuerpo, con el que ya nacemos para curar heridas físicas, las heridas emocionales necesitan de un adulto que sepa gestionar sus propias emociones (la regulación emocional de los bebés, niños se construye desde la regulación de los padres), que sepa regularlas y sepa crearse esa calma y confianza en sí mism@ y en su hij@, para que así el niño, niña comience a construir sus propios recursos de calma, confianza en sí mism@, de regulación emocional.
Si hay sobreprotección y la madre o el padre se preocupan/enfadan/se sienten culpables, y si quiera es consciente o si por el contrario hay una evitación emocional al mundo afectivo de los niños, niñas, estaremos perdiendo una fuente maravilloso de conectar con nuestros hijos, hijas y ayudarles a construir un cerebro resiliente (capaz de superar situaciones estresantes, difíciles, traumáticas y puedan aprender de ellas)
Ante esa energía terrible que experimenta que a muchos niños, niñas, bebé desborda y sienten realmente que su vida está peligro, ante esa energía que quiere atacar, huir o que se queda paralizada, su necesidad vital es que el adulto pueda aportar su calma y amor, si el adulto se deja llevar por su propio dolor emocional, si no logra conectar con el niño, niña no le ayudaremos sino que como las emociones se contagian estaremos contribuyendo aún más a esa almágana de energía desagradable que circula por el cuerpo de nuestro hijo, hija. Si nos mostramos enfadados, desbordados, ansiosos, evitativos, minimizamos, ignoramos, sentimos culpabilidad intensa… contribuiremos a que los niños, niñas se perciban más aún como indefensos y desprotegidos. Contribuimos a que aumente su sensación de estar en peligro extremo.
En cambio si logramos conectar con lo que ahora sabemos que el niño, niña necesita un adulto vendaje que sostenga desde la SEGURIDAD su dolor, su activación. Un adulto que sea el cauce que sostiene al río para que fluya sin desbordarse.
UN ADULTO QUE CONFIE EN SU HIJA, HIJO. Que confíe desde la COM-PASIÓN.
Cuando les apoyamos de manera adecuada son capaces de recuperarse, si tu muestras seguridad, el niño, niña se sentirá seguro. Si acompañamos bien, si somos un seguro y amoroso vendaje estaremos dotando a los niños, niñas de una cura que les ayudará a ser más resistentes, competentes, dinámicos. La capacidad de sanar es innata, tú rol como adulta es simple SER EL VENDAJE QUE PROTEGE A LA HERIDA MIENTRAS ESTA SE CURA.
Un padre, madre que enseñe a su hija, hijo que a veces el mundo puede ser incierto, desbordante, inesperado, pero que si cultivamos la seguridad interior y la COM-PASIÓN PODEMOS SUPERAR Y APRENDER DE ELLO.
Y ¿Cómo se hace esto?
A mí me ayuda visibilizarme como un vendaje, imaginarme que soy ese vendaje valiente, amoroso y calmado que tiene que sostener al niño, niña, que tiene que SIMPLEMENTE ESTAR PRESENTE CONECTADO CON LAS EMOCIONES DE CONFIANZA, AMOR Y CALMA QUE NECESITA.
Pruébalo y me cuentas, gracias.
Sandra Rosa. Psicóloga de las Emociones y el Bienestar
Centro Manuel Hernández.
sandra@psicologa-malaga.com