Trastorno personalidad - mujer con mil caras - centro psicológico málaga

Hay personas que psicológicamente viven al límite de todo. Son incapaces de regularse emocionalmente. Pasan de un estado de tristeza a alegría sin saber porque o tienen miedo de estar solos y al mismo tiempo no quieren estar con nadie, o tienen la necesidad de hacerse daño o acabar con todo.
En la mayoría de los casos esto ocurre por situaciones traumáticas o dolorosas que ocurrieron en la infancia. Pueden ser abusos sexuales, violencia en el hogar, abandono o muerte de seres queridos o sensación de vacio y soledad durante la infancia.
Muchas veces las personas con este trastorno usan drogas, personas, rituales u obsesiones para poder escapar del dolor que sienten dentro y que no saben cómo controlar.
Los síntomas para diagnosticar a una persona que sufre de TLP son:

  • Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginario
  • Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación.
  • Alteración de la identidad: auto-imagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable.
  • Impulsividad en al menos dos áreas que son potencialmente dañinas para sí mimo (Ej..: gastos, sexo, abuso de sustancias, conducción temeraria, atracones de comida..).
  • Comportamientos intensos o amenazas suicidas recurrentes, o comportamiento de automutilación.
  • Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (por ej.: episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y raras veces unos días).
  • Sentimientos crónicos de vacío.
  • Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlar la ira (por ej.: muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
  • Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.

El Trastorno límite de personalidad si bien es una enfermedad grave y que causa mucho sufrimiento se puede curar pero exige mucho compromiso del paciente con la terapia y mucha confianza en la persona que la va a ayudar. Algo muy difícil para alguien que desde muy pronto aprendió que no podía confiar en nadie.
Se trata de curar las heridas emocionales y ayudar a vivir el mundo de una forma equilibrada y sana.